martes, mayo 12, 2009

«De Especulaciones...»

Encerrado en un cuerpo de ciento cuarenta años
un hombre va escribiendo su epitafio con temblorosa mano:
“Que se diga que fui un hombre que vivió siempre feliz;
quiero llevar la contraria incluso cuando esté en el más allá…”




DE ESPECULACIONES

Sus manos pintan llagas de una enfermedad que jamás pudieron detectar, quizá sea porque en el momento en que decidió visitar a su doctor de cabecera no existían como los de ahora en la televisión: tan receptivamente inteligentes. Quizá simplemente su extraña enfermedad no requería de una verdad que debiera recetarse.

El mundo está guiado por los sospechosos supuestos: quizás, tal vez… Pero el hombre nunca nos dará la razón. El hombre se cansó de visitarse a sí mismo en la sala de operaciones aparcada en su estudio trasero donde solía estar la estufa de leña.
Todo el mundo habla de mejorar la ecología, ¿Por qué no empezar por destruirla? Quizá…


Tanto se ha hablado de los soñadores, de los escritores, de los proscritos, de los misántropos, de los invasores terrenales de camas ajenas.
De vecinos extraños con cuerpos de mujeres hermosas que se desnudan en las tinas de baño. Y de un observador paciente en la rama de un árbol.
«Vigía»…
Jamás se cansa de fijar sus pupilas en el reflejo de lo que miran esos ojos pervertidos por la impaciencia. Toma una pastilla para no dormir y cuando se da cuenta, abre más los ojos y admite que se ha vuelto un adicto: De la perversión, de su insomnio. Los despertares de la luna… La mujer sigue tendida en su tina de agua cálida desprendiendo vapores seductores… El vigía casi puede percibir con esa nariz rota el olor de aquel cuerpo femenino desnudo.

Una pastilla más y brinda con la lluvia que comienza a gotear… Es la masturbación de Dios… Son miles de espermas que desean poblar la Tierra.
Como mazorcas los hombres están situados en un campo antes santo, antes divino. Pero en está ocasión ya no hay manzanas que los/nos puedan salvar, ya no hay pretextos que puedan encubrir su/nuestra alma inmisericorde, tan llena de maldad.
Sólo quedan esos racimos de rosas que nadie se atreve a cortar porque las espinas desprenden dolor de muerte… La cobardía se nos ha ido acumulando en el paso de los años.

Pero el hombre sigue vigía…
La observa: La dama atrevida que adorna la bañera con velas, con un tapete que reza:
“Despréndete”…
El cigarro se ha ido consumiendo a su lado y la botella de cerveza ya no recibe más tragos: Está muerta.
Una rosa queda convertida en agua pura que ahora le cubre el cuerpo hasta el cuello… Sus pies adoloridos de ir recorriendo el mundo podrán descansar ahora… Le toca a los brazos alzar el vuelo hacia el cielo… Ahí es donde el vigía espera verla…

La memoria comienza a desprenderse por jirones…Son trazos de su imaginación perenne. Lo único que trascenderá en su más allá… Su imaginación cobarde, su imaginación sin voz. La mujer lo atormenta por las noches mientras esté intenta dormir. El hombre ya no puede…

La mujer se vuelve su única obsesión al ingerir una pastilla tras otra… Él no quiere cerrar nunca jamás los ojos. La pastilla cae en aquel vaso glaseado por una droga química. Le llaman la cocaína de los aturdidos. ¿Qué más podría pasar? El hombre se siente vivo mientras más experimenta su agonizante y delirante muerte que se ha tardado en llegar… La lluvia que lo roció hace años –en la era de su reina suicida- vuelve a caer. La observa desde el interior, por esa ventana pintada de color acre.



Su historia le revela que la narración no va enfocada a él aunque sólo en él se enfoque. Trata sobre la virtud de su obstinación que siempre ha sido su más detectable defecto.

Y comienza a mentirse queriendo terminar el libro de su encarnación con una ecuación que lo distinga y diga:
“Así vivió…"

Pero la dama desde el cielo le corregirá:
“Así observó…”

Entonces los dos se irán nadando dentro de un enorme lago plagado de plegarias que Dios olvidó responder. Irán aspirando su propio salvajismo para alcanzar la orilla que les muestre de nuevo su faceta como terrestres, como «hombres civilizados».

Y la tierra de arena se hallará hecha polilla:

Serán habitantes primitivos pero pensantes. Descubrirán que con el sólo giro de la rueda se producirá fuego y ése mismo los extinguirá. Correrán hacía otra vereda que los redefina… Pero la Dama quedará atrás… Sus pies están cansados, ha recorrido tanto el mundo… La galaxia infinita jamás podrá ser observada desde su mirada y le pedirá a su vigía:
“Observa por mí”
y él responderá con esa perversión que le caracteriza:
“Sí”,
no necesita de más palabras para afirmarle que todos sus deseos, él, hombre, se los complacerá. Hasta el final.

Pero vuelve a la realidad y ya no sabe si sueño o vivencia, si relato o fantasía. Caerá en la cuenta que su imaginación le ha vuelto a jugar una mala pasada y dudará. ¿La dama es de verdad, realmente fue una realidad, realmente su cuerpo desnudo en la tina yo espié? Y enloquecerá. Pero ya estaba loco.
¿O no?

Una pastilla más para mitigar las interrogantes que como esa lluvia de años -¿realmente existió tal?- le resolvió. O creyó por resueltas…

La Tierra se convertirá en un centro de dudas. Y cada una de ellas se irá caminando, corriendo, trotando para establecer su única diferencia para con las mazorcas. De pronto, la epifanía ecuestre se posa sobre su mente subyugada: No habrá jamás respuestas, si es que alguna vez las hubo, si es que acaso ese pretexto sirvió siquiera.

La mano vuelve a temblar y una pastilla va cayendo desde el centro de su lengua hasta el fondo de su cuerpo. Cae en sus pies fríos… El hombre se ha cansado de caminar por el mundo y descubre que los ciento cuarenta años los ha pasado muerto.


Escrito:
KARLA NEREA VALENCIA

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mientras leía me acordé mucho de una excelente rola de Sopor Aeternus, ojalá te guste:

Todeswunsch

Chill is dripping silently,
I am drowning in myself.
My hope has left me alone and barren,
my grave - the only loving place.
I hate my own loathsome smell,
this stench and old-age and maledorous fear.
How I hate each mortal cell that is rottingly
existing deep inside of me...
I cannot bear the sun so I close me eyes,
it is the perfect day to end this wretched life.
Give me the reason to life so that I might laugh
at least I'll try in bitterness...
Stop the waiting, the cruel waiting for nothing.
All I want is to forget, finally
in Sleep of Death...
I could die just like a christian.
I could fade away in sleep
but I want to die for someone,
for the one who waits for me.
I long to be a sacrifice for the Lord,
my Lord of the Darkest Side.
Everyday is a perfect day, a perfect day for suicide...!
Deliver me from the mindless crowd
when steps grow dumb behind my back.
Save me from their poisoned locks
harassing like daggers through my neck...
Here, where it's like hell to exist
only Death can bring salvation.
Please, release me from my chains that crucify me
to my eternal tribulation.
Here, where even my own image is spitting,
where I have to hide my face.
Where the distress seems so endlessly,
in this god-forsaken place...
In a former time in a long forgotten place,
when the masks and the faces had been identical twins.
As our sanctuaries were locked to hypocritical lies
now befouled they lay bare as they stalked in
so well gisguised...
Suicide, sweet suicide
deepest darkness veils my eyes...
Suicide, sweet suicide
jet-black darkness clouds my mind...
Suicide, sweet suicide
Deepest darkness in my heart...
Suicide, sweet suicide
my unclean soul, I know no light...