- Es un tipo que creía fielmente en la
reencarnación
que al morir todo se heredó.-
reencarnación
que al morir todo se heredó.-
HERENCIA
En pleno desuso de mis facultades mentales:
A mis padres les dejo mi cuerpo inerte. Ellos sabrán apreciarlo y de sobra sé que le darán el uso apropiado en una sagrada sepultura propia y decente.
A mis mejores amigos –que han sido muy pocos- les dejo mis malos ratos y mis peores momentos, confiando así, que sabrán apreciar los pequeños detalles –tan pequeños- que pude haber tenido para con ellos. Así podrán valorar lo que fui y atesorar lo mejor de mí. Con sobra confianza que descubrirán que algo bueno pude dejarles: El mal ejemplo de cómo pueden terminar.
A mis enemigos:
El aprecio que obtuve de sus malos deseos, de sus incesantes escarnios y las burlas deleznables hacia mí. Que sepan que siempre me contuve en respuesta y objeción de tales. Que entiendan que no fue falta de coraje sino completa ignorancia de mi parte para responder de la manera que ellos hubiesen querido. Que aprovechen que mi cuerpo seguirá caminando por las enredaderas que obstruyeron en un pasado mis pasos. Les dejo mi excelsa gratitud –porque han de saber que nunca he sido malagradecida- para su atención obsesiva y vulgar.
Podrán notar que incluso ahora mis palabras se encuentran en una conducta de mala información y probablemente no les haré en nada justicia. Me disculpo por mis imprecaciones obsoletas y mi mal humor atenuante a sus rumores que dejaron mal trecha mi estima hacia la brusquedad.
Cobarde nunca fui, cobarde no he podido ser con todo el tiempo que malgaste en dejar pasar de largo sus ataques. Simplemente, siempre me dieron por igual.
Tacharlos de falsedad no me atrevería a aseverar. Quizá en todo lo dicho han tenido la razón y yo, modestamente acepto, que he vivido en el error.
Todo esto les dejo yo: En su totalidad una nada proscrita.
El año muere y con él: Mi voluntad.
Nada tuve, nada tengo que dejar de valor mas que el valor mismo que siempre me faltó.
A mis incestuosos sueños les dejo la práctica de ellos, confiando que algún día éstos puedan ser realizados: Por alguien más, por mi otro yo, por mi cuerpo reencarnado en deseos olvidados y oblicuos. Dejo en garantía mi realidad absoluta de la cual siempre ha sido un mito de mí misma. Dejo prendado mi corazón en cada letra que no he podido escribir bien y a ti, amable lector, te dejo encargado que el recuerdo viva aunque muerta esté yo. Nada me faltó. Nada ha quedado apartado de mi mente.
El vientre se contrae sabiendo que pienso en la adorada muerte y sobre las bestias que me rondan el infierno caerá sobre su aura obtusa. Me despido de los días viejos y le doy la bienvenida a unos nuevos, que con buen comienzo amenazan en ser inciertos: Como todo lo ha sido en mi andar, como todas mis ideas han podido pecar: De incertidumbre y nada más.
Dejo esta hoja esparcida en recortes sin calibrar. Una bala perdida como ofrenda en mi ataúd moribundo y una enfermedad que calcina mi intestino: Es el cáncer de lo ambiguo, es la cárcel del destierro escrito en sagradas letras escarlatas y manchadas por los signos del destino. Es mi todo, es mi nada y nada falta. Es la herencia que plasmo como si no me afectará que mañana no despertaré y sin embargo seguiré viviendo sin pensar igual.
Esta es posiblemente la herencia que sugiere mi compañía siendo alguien mejor. Vivir sin temor, morir sin odio y pensar sin razón: Una simple moraleja para estar en paz con mi conciencia y corazón. El corazón que siempre me faltó y que Dios olvido obsequiarme evitando así poder equivocarme.
Que mi herencia quede tal y como está… Mañana, quizá…Yo vuelva a despertar.
En pleno desuso de mis facultades mentales:
A mis padres les dejo mi cuerpo inerte. Ellos sabrán apreciarlo y de sobra sé que le darán el uso apropiado en una sagrada sepultura propia y decente.
A mis mejores amigos –que han sido muy pocos- les dejo mis malos ratos y mis peores momentos, confiando así, que sabrán apreciar los pequeños detalles –tan pequeños- que pude haber tenido para con ellos. Así podrán valorar lo que fui y atesorar lo mejor de mí. Con sobra confianza que descubrirán que algo bueno pude dejarles: El mal ejemplo de cómo pueden terminar.
A mis enemigos:
El aprecio que obtuve de sus malos deseos, de sus incesantes escarnios y las burlas deleznables hacia mí. Que sepan que siempre me contuve en respuesta y objeción de tales. Que entiendan que no fue falta de coraje sino completa ignorancia de mi parte para responder de la manera que ellos hubiesen querido. Que aprovechen que mi cuerpo seguirá caminando por las enredaderas que obstruyeron en un pasado mis pasos. Les dejo mi excelsa gratitud –porque han de saber que nunca he sido malagradecida- para su atención obsesiva y vulgar.
Podrán notar que incluso ahora mis palabras se encuentran en una conducta de mala información y probablemente no les haré en nada justicia. Me disculpo por mis imprecaciones obsoletas y mi mal humor atenuante a sus rumores que dejaron mal trecha mi estima hacia la brusquedad.
Cobarde nunca fui, cobarde no he podido ser con todo el tiempo que malgaste en dejar pasar de largo sus ataques. Simplemente, siempre me dieron por igual.
Tacharlos de falsedad no me atrevería a aseverar. Quizá en todo lo dicho han tenido la razón y yo, modestamente acepto, que he vivido en el error.
Todo esto les dejo yo: En su totalidad una nada proscrita.
El año muere y con él: Mi voluntad.
Nada tuve, nada tengo que dejar de valor mas que el valor mismo que siempre me faltó.
A mis incestuosos sueños les dejo la práctica de ellos, confiando que algún día éstos puedan ser realizados: Por alguien más, por mi otro yo, por mi cuerpo reencarnado en deseos olvidados y oblicuos. Dejo en garantía mi realidad absoluta de la cual siempre ha sido un mito de mí misma. Dejo prendado mi corazón en cada letra que no he podido escribir bien y a ti, amable lector, te dejo encargado que el recuerdo viva aunque muerta esté yo. Nada me faltó. Nada ha quedado apartado de mi mente.
El vientre se contrae sabiendo que pienso en la adorada muerte y sobre las bestias que me rondan el infierno caerá sobre su aura obtusa. Me despido de los días viejos y le doy la bienvenida a unos nuevos, que con buen comienzo amenazan en ser inciertos: Como todo lo ha sido en mi andar, como todas mis ideas han podido pecar: De incertidumbre y nada más.
Dejo esta hoja esparcida en recortes sin calibrar. Una bala perdida como ofrenda en mi ataúd moribundo y una enfermedad que calcina mi intestino: Es el cáncer de lo ambiguo, es la cárcel del destierro escrito en sagradas letras escarlatas y manchadas por los signos del destino. Es mi todo, es mi nada y nada falta. Es la herencia que plasmo como si no me afectará que mañana no despertaré y sin embargo seguiré viviendo sin pensar igual.
Esta es posiblemente la herencia que sugiere mi compañía siendo alguien mejor. Vivir sin temor, morir sin odio y pensar sin razón: Una simple moraleja para estar en paz con mi conciencia y corazón. El corazón que siempre me faltó y que Dios olvido obsequiarme evitando así poder equivocarme.
Que mi herencia quede tal y como está… Mañana, quizá…Yo vuelva a despertar.
Karla Nerea Valencia
3 comentarios:
GRACIAS POR TU OPINION, GRACIAS POR QUE NO ES MAS Q ESTO UNA OPINION, PORQ LA MUERTE NO LA COPNOCES, SI LA CONOCIERAS, ENTENDERIAS Q NO ES DE PALABRAS DE LO Q SE TRATA, YA UMENTARIA TU DESESPERACION SABER QUE NIO CON PALABRAS PODAR ENGAÑAR SU MAL SABOR.
sea cual sea el rumbo que decidas tomar, ya sea que este impregnado de ti el texto o no, que el tiempo sea cíclico o mera concepción, sea como fuese te mando un chingo de buena vibra para que tomes lo necesario para seguir en el vuelo que llamamos vida. Y si de una manera extraña(por eso de leerte o verte por messenger cada veniada de obispo hahaha) te tengo mucho aprecio cuidese.
Tenia rato que no me daba una vuelta por aquí, pero como siempre me llevo nuevas sorpresas, sigues siendo excelente, un abrazo karla
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