lunes, julio 07, 2008

«Los Noticieros»



Los Noticieros


Intro-spección:

“Fumaba en el parque y una señora se acercó,
con toda amabilidad ésta señaló:
«Señorita, fumar causa cáncer, debería tener más cuidado»
Muy seria, yo le respondí:
«Señora, los automóviles suelen atropellar peatones, debe
tener cuidado al caminar…»


“El corazón es una bomba de tiempo”.

…Llegué temprano, después de haber asistido a una de esas reuniones en que se sirven alimentos fríos acompañados por bebidas insípidas y que llaman ambigú. En ellas se tratan asuntos que, en verdad, no merecen el gasto.

Llegué a mi departamento cansada y con un poco de mal humor. En la reunión me había encontrado con unos compañeros que asistieron conmigo a la Universidad, tan desesperantes como siempre, tan esnobs como acostumbran. Pero, debo agradecer su compañía, pues me hicieron notar algo realmente importante: Los noticieros hoy en día.

Ya me imagino: Las familias viendo noche y día, día y noche las mal sentenciadas noticias. ¡Que ayer murieron cuatro, que hoy balacearon a dos delincuentes y la población lo celebra!... Hay tantos noticieros para elegir; desde los que se transmiten en el canal de las ‘estrellas’ (Televisa) hasta los que pasan en Televisión Azteca. También está el canal de Radio Fórmula, los noticieros de Canal 40, los del Instituto Politécnico Nacional e infinidad más.

Yo no veo ninguno, la verdad sea dicha y, no por ello estoy desconectada de las cosas que suceden en el país, nada de eso. Sé de los problemas que aquejan, sé que hay mucho que hacer y las cosas que nos atañen por resolver. Seamos honestos por una sola vez: Nada de lo que suceda se va a solucionar de la noche a la mañana ni estando pegados todo el día frente al televisor viendo a un conductor con la corbata perfectamente atada y bien maquillado dando las ‘malas nuevas’ que en el Mundo, Continente o País ha sucedido. Considero que la solución no es ver las noticias, sino ser parte de las noticias. Obviamente, no saliendo a cuadro por alguna desventura o crimen. Pensar en grande, haciendo cosas importantes.

Conversaba hace dos noches con mi papá sobre los avances que ha tenido la tecnología desde sus días en que gozaba de excelsa juventud, hasta lo que estamos viviendo (padeciendo) los días de hoy; me explicaba:
« ¿Pensar en comunicación digital?, ¿Cómo? ¿Será posible que la televisión pueda llegar a ser interactiva algún día, sin llegar a caer en conjeturas o visualizaciones totalmente descabelladas?»
¡Pues sí! Actualmente se cree uno todo. Se llega incluso a creer, lo que hace apenas un par de décadas atrás aún se dudaba. Que la tecnología avanza cada día a pasos (ahora saltos) agigantados, tirando escepticismos, logrando alcanzar en el terreno real, dimensiones insospechadas.»


Los noticieros no son la excepción: Se han convertido en negocio y como fábrica de ‘estrellas’ (palabra la cual no me gusta nadita) de cinco minutos, que se ha hecho una horrorosa mala costumbre (hasta en signos de verdadera admiración) consolidándose poco a poco, no sólo en América Latina, sino en todo el mundo. Hoy día se invierten cantidades millonarias por satisfacer nuevos conceptos de innovación con la única finalidad de hacer innumerable su mercado y, por tanto, sus ingresos, como aseveró un artículo de la revista “Latin Trade” hace ya unos años atrás, con el tentativo título de “Canales de Dinero”. Ahora, yo le pondría: “Los Noticieros del Dinero”.

Aparte de robar el tiempo, actúan como productores de ignorancia, teniendo por notas las desgracias más amarillistas que hacen que a una persona en su sano juicio se le revuelva el estómago. En picada, en decadencia se van convirtiendo nuestros ‘medios de información’. Y ni se diga de lo que debe y no debe salir al aire. La libertad de expresión no es una opción, al menos, no en este 2008. No soy pesimista, me gusta pensar que sólo digo lo que a simple vista se nota pero que, aún así, hacemos de la ‘vista gorda’.

La situación debería ser la siguiente –me explicaba el más sensato de mis compañeros de generación-:
«Bajo un enfoque de competitividad, el aumento en dicha competencia debería obligar a los operadores, periodistas, conductores, ejecutivos y toda la estela que hay detrás de una nota, a mejorar sus servicios, la calidad de la información que se transmite, y entrar en la consideración que la calidad puede llegar a ser la diferencia de todo.»

Una compañera más que tiene la buena fortuna de trabajar en Estados Unidos (y que ahora se encuentra de vacaciones en México), para la Kagan World Media, reiteró que cada vez el público pide mucha variedad en lo que observa por televisión, por lo que, según sus palabras:
«Se hacen funcionar al máximo sus hacedores de telenovelas, renovar constantemente las fuentes en las noticias, utilizar cronistas de deportes de fama internacional, y ampliar la gama de canales de películas, etc., pero tratando ante todo, de mantener el control de lo que se emite.»
Aquí, ese control, si se me permite decirlo, se nos ha salido de las manos; es más, incluso dudo que alguna vez lo hayamos tenido en ellas. »


Probablemente para los próximos años venideros, los grandes consorcios de telecomunicaciones podrán traspasar los límites de la imaginación y lograr perfeccionar el estancamiento en sus fuentes informativas, quizá, con el firme propósito de seguirse manteniendo a la “vanguardia de lo que la gente quiere pensar (y necesita saber). Lo que actualmente han logrado de sobremanera.

En el oscuro departamento, todavía resonaban esas palabras que selló un profesor de la facultad de Administración de Empresas de la Universidad, dando así, por terminada la velada: “La comunicación digital es un ejemplo amplio de que nada es imposible cuando el hombre se lo propone, aunque, también es cierto que el dinero que se gana o se invierte es parte fundamental de un mundo que gira y gira, en torno al poder”.

Y ese poder, es para aquel que sepa manejar la información en los noticieros de mayor audiencia, sosteniendo la ignorancia al televidente, fingiendo ser la competencia de los otros canales, que suponen ser: Los malos informantes.

En fin, me siento ahora en el sillón con un vaso de whisky y termino de leer le periódico que por la mañana he dejado a la mitad; cuando de repente, me llegan a la mente nuevamente las palabras de aquel profesor y pienso que quizá ha leído demasiado a F. Ignacio Taibo (en el periódico El Universal), ya que él decía algo, más o menos, así:
“Nada es verdad ni es mentira, todo es según el dinero”.


¡Estamos en una batalla perdida!




Artículo:
Karla Nerea Valencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmmmmm... whiskey.... mmmmm... huazontitla...