lunes, noviembre 17, 2008

«Extracto De Un Sueño Ajeno»


Extracto De Un
Sueño Ajeno





S
ólo hay una cosa que me gusta más que robarle ideas al viento;
porque han de saber que en el viento navegan las mejores ideas concebidas por el universo, nada más hay que esperar que el aire sople por sobre la nuca del ser humano y ¡chaz! Las ideas se vuelven pensamientos y éstos, se transforman en ideas que se materializan en escritos que no llevan rumbo fijo. Sólo hay una cosa que me gusta más que robarle al viento esa inspiración que necesito… Son los sueños que nadie más puede recordar porque los he tomado desprevenidamente ‘prestados’.

El que ahora relata es un hombre enamorado.

Un hombre que se sienta frente a un piano y no sabe cómo tocarlo. Escribe canciones sin música y sueña cosas que olvida al mismo instante, porque éstos llegan y así se van.
Un hombre que aspira escribir poemas pero no sabe cómo leerlos frente al público anonadado por escuchar muchos mejores. Es un hombre que no sabe cómo recobrar la tranquilidad que ella le ha robado.

El que ahora escribe es un hombre enamorado que no sabe nada de retórica ni de poesía ni de dicha.

Entró a una habitación donde una dama vestida de blanco duerme. El color de piel de la mujer dormida es negro, negro como el más puro veneno terrible, mortal asesino de lealtades. Y él, que descorazonado va rodando por el mundo porque desconoce lo que puede ser la fidelidad. Quizá son tal para cual, quizá sólo sean dos extraños que se atraen pero eso nadie puede saberlo. El destino desconcierta hasta las mentes más conocedoras del ámbito humano. Ella duerme, él pernocta en esa habitación pequeña, pequeñita. La ve suspirar, la ve respirar tan lentamente que espera paciente a que ella abra sus ojos cansados y le observe. Con decadencia van pasando las horas que acá no se notan, pero se sienten.

Un alma descabellada produce que la misma dama durmiente despierte y se siente sobre sus rodillas en ese colchón herido de tantas batallas simuladas con cuerpos inertes. Le dice «ven» y él asiente. Ahora, sentados frente a frente, la mujer toma la mano del caballero que ha llegado como invasor de su espacio y lee profundamente lo que en esa mano encuentra: Nadie más que ella puede descifrar lo que la mano esconde. El hombre cabizbajo se queda pensando, ella sólo hace muecas de reprobación. Él sabe que ha fallado, ella sabe que ha fallado y lo conciente…

Le dice «vamos a ver lo que el futuro te tiene preparado» y él asiente. Por el lado derecho de la cama hay un buró y sobre éste una esfera que hace las veces de lámpara. Con cuidado la mujer desatornilla la bombilla para quedar a oscuras y la esfera brilla. Brilla ese contorno gris, brilla esa neblina que circula en su interior. Le dice «observa… Observa con cuidado que esta esfera contiene las respuestas que has estado buscando en esta relación entre tú y yo» y el hombre asiente. Despacio, muy despacio la niebla se va despejando y deja ver una silueta que está de espaldas a los sujetos que le observan. Esa silueta caminando está sobre un camino construido de ladrillo y a los lados nada más. Y en el cielo nada más. En cada paso que da un ladrillo se desprende del camino y en otro paso, otro cae impidiendo que la silueta pueda dar marcha atrás. La cara gira y se descubre que la silueta es la del hombre que por afuera de la esfera le observa.

Y en esa habitación no hay nada más. Los dos hombres sienten soledad y fijamente se han retado con los ojos. ¿Cómo escapar? ¿Cómo volver? Son las preguntas que cada uno se hace, el de fuera y el que se dibuja dentro de esa esfera. Y la silueta sigue caminado y el hombre de afuera le grita «¡basta ya!» Los ladrillos caen. Las lágrimas compartidas por los hombres caen y afuera nada más.

La dama intercede y hace desparecer al hombre de la esfera; la neblina vuelve y el contorno de aquel círculo recobra su color gris, gris como la muerte, gris como la materia de la mente. «Lo has visto ahora… El destino, el futuro que te espera, quizá hoy, quizá en diez años…» y el hombre asiente: ¿Cómo escapar? El hombre le pregunta. Ella, callada permanece.

Era yo diciendo adiós. Era yo que despedía esta relación. Ella, callada permanece.
¿Cómo volver?... El futuro los precede.

De repente, la puerta tan estrella por donde el hombre entró se abre y entra un segundo hombre, el novio de la dama que durmiendo se encontraba en el lecho del sueño. Se sienta sobre un extremo y mirando fijamente al primer hombre con ojos de odio, lo incita a huir despavorido. El odio ahora es ira. El primer hombre no sabe a dónde ir ni qué decir o qué hacer. La mujer callada permanece. El primer hombre sabe ahora que hace mal al seguir allí, en esa habitación pequeña donde ya no hay sitio para él, donde nunca lo hubo y donde nunca lo habrá. ¡Ábrase visto del pecho del hombre primero un corazón de cansados latidos se deja quebrar y caen los restos en el piso! Y arriba, en el techo un cielo negro.

El primer hombre corre, el segundo tendido sobre ese extremo del lecho queda sentado. La mujer trata de alcanzar al que huye y el hombre cierra la puerta tras de sí, cierra otra puerta más, la de la casa y una más seguida de ésta, la del portón que la resguarda y finalmente, salió de la puerta principal, la de su corazón y amor.

La mujer trató de alcanzarlo, gritó a su paso, cabalgo con largas zancadas por volver a encontrarlo. Pero el primer hombre se esfumó. Salió de ella y en cada paso un bloque de cemento se desvanecía haciendo imposible su regreso. Así fue como el destino premio una relación que al fracaso se debía. Y ese mismo destino, ese mismo futuro era similar al observado en la burbuja llena de neblina. Eran las respuestas que intuía y que ahora sé. Que ese hombre era yo diciendo adiós, despidiéndome de ese amor, de ese corazón que tanto dolor causó.

Y aquellos bloques siguen cayendo impidiendo mi regreso.

Sólo sé que ella ahora es feliz con el segundo hombre y también sé, que ella, siempre amó más que a nada al primero de ellos. Yo.

Pero ella, por alguna extraña razón que nunca conoceré, callada permanece.


Escrito:
Karla Nerea V.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dejame felicitarte por lo engreid@ que eres al pensar que eres tu al que más amó, y decirte que hay un tiempo pata todo, para nacer, vivir y también morir, pero a ti ya se te pasó tu tiempo, lastima amig@

Dacrux dijo...

nomas vine a desearte un feliz cumpleaños y que te la pases de pocas pulgas seguro o ya festejaste o festejas este fin asi que si la agarras desde hoy que te la pases de mil maravillas abrezos.

:D

c324r dijo...

JA....


Tus fans.


Róbale más ideas al viento, vale la pena.