martes, septiembre 30, 2008

«Ya No Es Necesario Trabajar»


Ya no es necesario trabajar



“La música más significativa del siglo XX es ante todo
una rebelión contra la armonía tradicional”

- H. H. Stuckenschmidt –


El título por si sólo incitaría a la deducción o intuición que el progreso de nuestra sociedad hacia el final de nuestros días, hacia el armaggedon se aproxima y ya no hay nada más qué hacer. Pero esta no es la finalidad de las siguientes letras. Existe ante nuestros ojos una nueva catarsis de recién creación, que aunque nos pueda parecer que lleva bastantes décadas ahí, es relativamente actual; me refiero al cada vez creciente y exuberante fenómeno del Myspace.

Como todos sabemos nuestra sociedad está sujeta a los cambios que la modernidad que exige el transcurrir del tiempo. Ocurrió también en la sociedad europea del siglo XIX cuando ex nihilo se presentaron cambios económicos, sociales, políticos e ideológicos. La música no estuvo exenta de tales efectos y así, la música de épocas como la barroca, clásica y romántica se vio seriamente descalabrada en el decenio correspondiente a 1880-1890. En estos tiempos no es de extrañar que el contexto musical se encuentre volcado en una concepción no sólo distinta, sino totalmente opuesta a los principios encumbrados de los siglos que nos antecedieron.

¿Qué cambios podemos encontrar en la música ‘actual’?
Es muy sencillo y antes de pasar al tema que acontece este escrito, enfocaré unas líneas a dar respuesta a la pregunta. El cambio principal que podemos notar a simple vista (?) radica en los aspectos en los que ahora trabaja un compositor: Sus formas musicales, elementos melódicos y rítmicos e instrumentación. Pero la transformación y/o mutación más centralizada tiene lugar en el campo armónico, concretamente en la manifestación de lo que en la teoría musical recibe el nombre de tonalidad.

Imagino que el hipotético lector ha escuchado a la banda norteamericana ‘Slipknot’, bueno, pues está banda conformada por nueve sujetos escondidos tras una mascara son el más claro ejemplo del concepto mencionado líneas arriba: nueve tipos que no aportan nada musicalmente, cero armonía, cero melodía, cero ritmo y una ausencia tremenda de una acoplada instrumentación. En pocas palabras: De tantos que son, hacen una mierda musical. La tonalidad es la base, es la que rige la música; así fue durante más de tres siglos en la música occidental y así debe permanecer. Los músicos antes de ponerse a componer deben tener en claro que la tonalidad es un principio inmutable, poco menos que eterno, siendo la armonía tonal el resultado perfecto de esta asociación.

¿Qué ocurre ahora?

Es muy fácil encontrar y descubrir dentro del mundo Myspace los múltiples lenguajes que han adoptado los jóvenes de nuestros días: hip/hop con bachata (alias reggaeton), R&B, Jazz & Blues, pop hardcore gore rock melódico, mariachi electronico, sonido dicharachero cumbiero duranguense, y así en una larga fila de etcéteras. Los hay de todos los sabores y colores. Es muy sencillo formar parte de la comunidad –cada vez más extensa- de Myspace.

Exponentes como: Los Marty, Los Músicos de José, Los Stoners, Los Jacqueline Trash, Los Dead Mariachis, Los Cadáver, Los Pinches (al menos estos son sinceros en el nombre que adoptaron, porque así suenan), Los Afro Brothers, Los Moustros, Los Lager, Los Taken, Los Ñeros, Los Daniels, Los Escarabajos, Las partes de Jenny. Y los hay quienes quieren sonar más internacionales, como por ejemplo: The Acaros, The Tv Liers, The Mia Zapata (no me chingues), The Vagnerz, The Promise of December, The Alphas, The Chicano Aztlan Cardinal… ¿Quieren que le siga, pinche bola de nopales?

Son pocos ejemplos de las bandas que habitan solamente en territorio mexicano. ¿Pueden imaginarse? Al rato ya no habrá publico que pueda escuchar las propuestas musicales, pues todos formaremos parte de un grupo, banda o proyecto musical. Ya no serán necesarias las butacas en el Teatro Metropolitan pues está claro que nadie las ocupará; el Circo Volador contará con la presencia de virtuosas personas vestidas de negro que esperarán por subir a presentar su acto musical mientras las demás, parsimoniosas, se quedan escuchando tras bambalinas. Las groupies tendrán más tela de donde escoger, yo entre ellas.

Las universidades cerrarán, pues las ingenierías, licenciaturas, carreras técnicas, administrativas y demás tendrán severas bajas en sus filas. La carrera más saturada será la de músico, poeta y loco. Justo como ahora.

Las calles se llenarán de chicos incomprendidos que se harán llamar: artistas. Los viejos seguirán trabajando en las pocas industrias, empresas o negocios propios que aun queden existentes para mantener al hijo que se pasa las horas en el sofá de la casa, esperando un momento climático de inspiración.

Los precios en la cerveza, la mota y heroína saldrán disparados por ser éstos los de mayor demanda en la cultura social que existirá. La hoja de vida y credenciales quedará reducida a las giras que has hecho con la banda a la que pertenezcas.

Aquellos que carezcan de ‘talento’ para la empresa musical podrán navegar con el letrero de:
“Formo parte del movimiento renovador del siglo XXI, soy un expresionista”.


Los expresionistas también inundarán las calles con apoplejías visuales y contaminación degenerativa. Al caminar encontrarás que los líderes expresionistas se conocen de arriba abajo las biografías de Georg Trakl, Stefan George, Georges Heim (en literatura), Vassily Kandinsky, Oscar Kokoschka y Franz Marc (en pintura). Creerán que te sorprenderán. Dirán que la música debiera ser influenciada por grandes como Arnold Schönberg, Alban Berg y Antón Webern y que las nuevas tendencias son una porquería, casi como la que existe hoy.

Considerando estos aspectos, el expresionismo vendrá a opacar el movimiento de los EMOS, pues se considerará como el último reducto del romanticismo occidental, adoptado a nuestra sociedad mexicana, olvidando que también, y quizás ante todo, fue un movimiento vanguardista y consecuentemente de ruptura. Los suicidios por amor estarán a la orden del día entre los expresionistas. Querrán engañarse y harán elusivas sus propuestas en la superación del medio expresivo en el que se desenvuelven, externado en una parodia de su más absoluta y pretenciosa mediocridad de su mundo interior. Estoy harta de esa mierda.



El ritmo plástico.

Por sí sólo el ritmo plástico se asociará a la comunidad de pseudos intelectuales que combinan el placer musical con la pintura alusiva a los grandes músicos. Encontraremos en las salitas de estar de estos personajes de comedia, pinturas como la de Fortunato Depero y sus trazos en homenaje a Stravinsky. Payasos, payasos y más payasos.

Los plásticos ritmos.

Serán lo inverso, es decir, harán de su propia música una pintura digna de los más grandes patéticos exponentes musicales, como por ejemplo: Jaguares, Maná, Panda, Calzón Chino, Las Partes de Jenny, Los Stoners, Los Milky Brothers, La Gusana Ciega, Los estrambóticos, Molotov, Control Machete, Nikki Clan, Belanova, Belinda, RBD, OV7, Paulina Rubio y mamadas como esas.

“Basta de nubes, de olas, de acuarios, de ondinas y perfumes de la noche.
Necesitamos una música sobre la tierra, una música de cada día”

- Jean Cocteau -

, necesitamos una música de cada día pero bien definida. Necesitamos que la música sea expresada responsablemente por personas capaces y no como escape a una educación impartida en aulas universitarias. Necesitamos jóvenes con futuro prometedor, pero sé también que se necesitan representantes dignos de la cultura.

Cada quien debe aprender a seleccionar su camino: No por moda o por imposición, sino por gusto y definidas aptitudes en el yo interior. Lo que no necesitamos son chingo mil bandas en cada estado, y de cada estado otro centenar en cada pueblo, ranchería y comunidad de montañas.
Las opciones auditivas se nos van acabando y con ello, aumentando desenfrenadamente la explosión demográfica de bandas, grupos, proyectos, etcétera, etcétera…

En el futurismo musical, los trabajos ya no serán necesarios. Yo estaré tocando la tuba, la armónica o la mandolina y quizá tú, hipotético lector, no tengas ni tiempo de leer estás líneas por estar en el conservatorio rural de tu ciudad.

“Cualquier músico que no haya sentido
–no decimos comprendido, sino sentido-
la exigencia del lenguaje dodecafónico es un inútil.
Toda su obra irá a remolque de las
necesidades de su época”.

- Pierre Boulez -




Escrito:
Karla Nerea Valencia

2 comentarios:

arsoivan dijo...

Mi querida karla, debo agradece nuevamente tus letras me has abierto los ojos respecto a la nueva "música" sinceramente me pareció un estupendo texto y lo el comentario de los EMOS estuvo genial, un saludo mi querida dama talentosa!...

Dacrux dijo...

hahahahaa nunca me acostumbrare a venir por meses y no encontrar nada y en el primer descuido tener tanto por leer hahahahahaha