viernes, abril 11, 2008

EL TAXI

¿A dónde puede llevarte un taxi?
A dónde tú le indiques... o dónde él te lleve...

¿A dónde irías si fueras incapaz de decidirte?
A dónde puedas irte... o dónde el te indique...

De qué serías capaz sabiendo que llegarás a ninguna parte...
De volver atrás... o de seguir adelante...

Otra historia dentro de un taxi...






KARLA NEREA VALENCIA









EL TAXI


«¿A dónde lo llevo, señor?» El Taxi arrancó destino a ningún lugar a ninguna parte. El hombre, sentado en el asiento trasero expresaba una mirada airada en tristeza, en despojo, en arrebato de amargura. Los ojos parecían escapar por la ventanilla, era verano, hacía calor, un calor tan endemoniado que el aire filtrado no era más que vapor que húmedecia el cuerpo, el rostro en sudor, un sudor tan amargo como el que iba sintiendo a cada rodar del auto. ¿Trayecto? Cuál fuera, donde sea, qué más daba, qué importaba.

«Te deseo la inmensa felicidad que Dios, Nuestro Señor, sea capaz de regalarte al lado de tu esposa» Recordó haber respondido un tenúe "Gracias", Cómo es posible que su amiga, la de toda la infancia, con la que había aprendido a besar en sus años de adolescente, le dijera ahora todo aquéllo. Su ahora esposa le tomó del brazo, lo empujó al banquete, a saludar a quién fuere y a bailar su vals. Lloró abrazando la cintura de su ahora esposa, de su ahora "mujer". No tuvo que esmerarse en encontrar un pretexto para encontrar sosiego en una de las sillas en la mesa de honor, la de los novios, novios que eran ellos dos.

¿Y ella? Dónde estaba ella, la más querida, la hermosa amiga de los años mozos. Supo que se hizo religiosa para entregar todo ese amor que le sobró a Dios, valor que a él le faltó para encararse a la puerta principal de la casa de la familia de ella. Todo para nada, tanta cobardía para ser derrochada en una boda que le daría todo, menos la felicidad que el buscaba, ¿y acaso alguna vez la encontraría? No dejó de sorprenderse cuando la descubrió entre la gente, vestida con el hábito del Convento "La Caridad de Dios", sus ojos se expandieron, sus sentidos se abrieron, como queriendo correr a su lado y arrancarle esa absurda vestimenta, la cual ahora tapaba el delineado perfecto de su cuerpo, la hermosa cabellera negra, su piel blanca, sólo quedaban descubiertos esos ojos, verdes, ojos tan verdes como las praderas francesas que el soñó visitar algún día junto a ella. Quizá ahora pudiera responder la pregunta del Taxista, qué pregunta más fácil de pensar y tan difícil para contestar: ¿A dónde lo llevo, señor? ... A Francia, España, Beirut, Portugal, qué más da dónde sea... Qué más da que no llegue a ningún lugar.

Supo que su vocación no era la de estar casado, al menos, no con la que ahora pendía de su brazo. La apartó discretamente y le dijo: "Ve con tus padres, ahora te alcanzo"; él no regresó, no tuvo el valor, jamás lo tuvo; si en el pasado le faltó para luchar por el verdadero amor, ahora era fácil, con la misma cobardía, apartarlo.

Sonaba una canción en el pequeño radio de banda corta, un locutor animado intercambiaba llamadas con personas que se hallaban separadas. Quiso tomar el teléfono móvil y llamarla, era tonto, lo sabía, ¿Habrá teléfonos en el convento, y si es así, cómo saberlo?

Era un tonto, y después de tanto tiempo se venía enterando hasta ahora, cuando ya era demasiado tarde ¿Lo era?

El taxi se movía, tan de prisa, tanto que los pensamientos parecían escaparsele por el parabrisa, los ojos del conductor se cruzaron con el pasajero por el espejo retrovisor...

«¿ya se decidió?» Él no contestó, sugirió con un gesto de cabeza que siguiera, a dónde fuera a dónde sea, qué más da cuando no hay lugar donde se pueda escapar... un lugar, siquiera, donde se pudiese pensar con claridad, en el convento, en una abandonada ciudad, en su apartamento de soltero (que seguramente era el primer lugar donde lo irían a buscar), en el estacionamiento que fue marco de su primer beso, en el bosque de su primera fogata como más que compañeros, ¿Por qué, por qué todo tiene que terminar cuando menos uno se lo espera?...


«Porque así es la realidad, señor» El taxista contestó y, él, se quedó pasamado preguntándose si aquéllo lo dijo a voz alta o sólo lo pensó. Cómo sea, el conductor del taxi, parecía tener la solución...

Así son las soluciones del destino, las encuentras donde menos lo crees posible. Qué más podría saber alguien cómo aquél... Seguramente ha visto pasar muchas vidas, ha conducido muchas más a su destino, un destino que él quería encontrar.

«Sí, señor, así es la realidad... Inesperada, arrebatadora de sueños, combatiente de ilusiones, pero escúche bien, debemos aprender a ver la realidad como una aliada más... Yo, alguna vez como usted, tuve sueños, vivía de esas ilusiones... Pero la realidad me las cortó de tajo... Héme aquí, en un 'sucio' taxi como ustedes, los de afuera, deben verlo...
Pero este taxi ha sido mi vida durante cuarenta años, con mi coche, he vivido historias que más de uno quisiera atesorar como experiencia. Yo tengo el gusto de manejar para 'gente' ajena, ajena a su propiedad de vivir, sobreviven por inercia, mientras yo, viajo en cuatro ruedas, nada me detiene: quiero ir a la playa...tomó mi coche y lo hago; quiero ir a comprar la cena... metó las llaves al arranque, arrancó y me 'lanzo'....Nada me detiene, nada me lo impide... Lo veo a usted, y veo, a un hombre atormentado, pero apasionado...A un hombre infeliz, pero complaciente... Un hombre que no ha sabido valorar lo que tiene..

¡Señor, taxista... ¿A dónde llevaría a un hombre cómo yo?!

«Lo llevaría a las praderas más verdes, a donde miles de parejas se reunen y beben, y sueñan, y se ilusionan... lo llevaría al estacionamiento de una tienda, donde las parejas se encuentran y se besan después de las clases del colegio... Le soy sincero, lo llevaría, a una ciudad desierta... A donde jamás nadie pudiera encontrarlo y usted, dedicara el tiempo a pensar, a meditar, a hacer suya su propia realidad... »

¡Señor, taxista! Le confieso que siempre quise ir a esos lados... Mas la cobardía me impidió moverme con firmeza, con entereza que un hombre debe tener... Le confieso, que perdí el amor a causa de mi flaqueza... ¡Señor, taxista! Si usted pudiese verme por dentro... Notaría que mi alma llora, que mi cuerpo se desmorona después de ver mucha felicidad en una boda, boda mía con mujer que nunca amé, que nunca amaré...

¡Señor, taxista...! Debe de llevarme a esos lados... Debe de ser posible atar tantos cabos, atarlos uno por uno y embarcarme a encontrar mi felicidad, con ayuda de mi aliada, la realidad. Mi mujer, la verdadera, me espera híncada en un altar ofreciendo su amor a Dios... Ella no lo ama, no puede hacerlo, cuando en su memoria sólo existo yo... Dios debe comprender... Debe entender que una mujer, como la que yo amé, como la que yo amo, no puede pertenecerle, es un ángel, sí, lo sé muy bien, pero un ángel que decidió devolver sus pequeñas alas, para con ellas, envolverme de amor, a mí.

«Ahora creo que puede contestarme... ¿A dónde lo llevo, señor?»

¡A VIVIR!






AUTORA:
KARLA NEREA VALENCIA

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusto, ahora en el momento en el que me voy de fiesta, mientras conduzca intentare ser mi taxisa ese que me lleve a vivir...

atte. Ule ó como dices ¡ULE-ROOOOOOOOOOS!

Dacrux dijo...

aaaaah siempre me han pasado tus intros en ocaciones dejan corto todo el cuerpo de la historia hihihi como sea yo ando en camion hahahahahaha

Anónimo dijo...

Hermoso!!!

A dónde nos vamos querida Karlita?

El Diablo maneja!

Atte.
666
(el de Deimos)

Anónimo dijo...

Excelente!! me gusto mucho, hasta me recordo una cancion de Deftones que dice "Now drive me far away, I dont care where just far away"


saludos!!

Anónimo dijo...

Pues a mi me recordó una rola de Rozz Williams llamada A World Apart. Bájala, te va a gustar...

Anónimo dijo...

Pues a mi me recordó una rola de Rozz Williams llamada A World Apart. Bájala, te va a gustar...

arsoivan dijo...

Mi estimada princesa karla, debo decir que me dejaste impresionado, no había tenido la oportunidad de leerlo pero simplemente me fascino, me hiciste recordar algunas cosas que aún guardo muy dentro de mí, gracias por dejarme disfrutar de tus letras. Un beso y buen inicio de semana.