lunes, julio 02, 2007

** Las Calles Por Asalto...Keith Haring **

[Éste Artículo comienza en: Dvd Ópera.
Texto: Gabriela Mósqueda.]


Fuera de lo común.

La familia Haring vivía en Kutztown, Pensilvania, cuando el nació,
el 4 de mayo de 1958. Pero como no había hospitales en Kutztown,
Keith vio la luz en la vecina Reading, una ciudad que tiene el mismo
nombre que la cárcel en la que había sido encerrado en 1895 Oscar
Wilde, quien llegaría a ser uno de los ídolos intelectuales del futu-
ro adolescente Keith.
Parece que la letra "k" tenía algún significado especial y secreto
para los Haring, ya que los nombres de las tres hermanas de Keith
también empiezan con esa letra: Kay, Karen y Kristen.

Keith quería salir de Kutztown rápido: el clima pueblerino lo asfi-
xiaba, su sexualidad gay (asumida desde los primeros años de la ado-
lescencia) lo impulsaba a buscar un ambiente más abierto, y su deseo
de convertirse en un artista le decía que en la provincia no tenía
destino.

Por esa época comenzó a escribir sus diarios, que acaban de ser públi-
cados en castellano. Su homosexualidad fue el gran tema de su adoles-
cencia y uno de los más importantes durante el resto de su vida.
Como muchos jóvenes, Keith Haring descubrió que su deseo no coincidía
con las normas que querían imponerle en la escuela, en la familia y
en la calle.

Y a diferencia de muchos otros chicos, no eligió esconderse.
Al principio estaba muy confundido porque sentía que se excitaba cuan-
do estaban todos los muchachos desnudos en los vestidores del colegio.
No podía entender por qué a él le gustaban los chicos y no las chicas.
Pero ya a temprana edad descubrió, leyendo las biografías de los arti-
stas, que la homosexualidad era mucho más común de lo que se admitía
en su pequeño circulo.

Poco después, no sólo su homosexualidad dejó de inquietarlo, sino que
comenzó a considerarla glamorosa: la mayoría de la gente que a él le
parecía admirable era homosexual. El adolescente Keith Haring pasó en
poco tiempo de la confusión por su sexualidad al orgullo: la militancia
por la liberación sexual y contra la discriminación fue uno de los ejes
de su vida futura.
Una ciudad a la medida.

Nueva York fue un flash para Keith Haring: No sólo pudo gozar amplia-
mente de su sexualidad en los muy liberales días anteriores a la difu-
sión masiva del SIDA, sino que el mismo ambiente cultural era extre-
madamente energizante. Allí estaban Rober Mapplethorpe, Pati Smith,
Madonna, Clemente, Andy Warhol, Jean-Michel Basquiat, Allen Ginsberg,
William Burroughs y muchísimos otros más.

Pero de la vorágine creativa que era Nueva York a fines de los 70 nada
lo fascinó tanto como los artistas del graffiti, que tenían en la red
de subterráneos su campo de acción. Él admiraba la maestría técnica y
la calidad caligráfica de estos artistas. El graffiti le pareció una
iluminación.




Su peso en Oro.

Ya era muy conocido cuando un día de comienzos de los 80 fue detenido
por la policía por uno de los dibujos que estaba haciendo en el sub-
terráneo. Fue trasladado a una dependencia policial, y cuando salió
lo estaba esperando una multitud.
Ya nada sería lo mismo. La gente se llevaba los dibujos que hacía en
las estaciones subterráneas. Los "marchands" iban a su taller, y por
unos cientos de dólares compraban cualquier cosa que hiciera. Su vida
parecía haberse convertido en una locura.
Entonces, él, que siempre había estado contra el mercado del arte, de-
cidió encontrar un galerista que lo representara. Necesitaba alguien
que se interpusiera entre la acuciante demanda de su obra y su necesidad
de producir. Su primera muestra individual en una galería neoyorquina
fue en 1982, en la de Tony Shafrazi, quien fue desde entonces su repre-
sentante. Esa muestra incluyó dibujos, esculturas, paneles pintados
y un ambiente de discoteca.

Muy poco después, mientras en Nueva York la vanguardia lo adoraba pero
el "establishment" del arte todavía no lo digería, Keith Haring se con-
virtió en uno de los artistas más solicitados en todo el mundo:
En pocos años dio varias veces la vuelta al mundo.



El arte a quien lo merece.


Su familia se enteró de que el chico homosexual y rebelde que había dejado
la casa paterna en 1976 se había convertido en una estrella del mundo cul-
tural, tan famoso como un ídolo pop, cuando Keith volvió a Kutztown y les
dio mucho dinero. Al principio, sus padres desconfiaron. No tenían la menor
idea de dónde su hijo podría haber obtenido tantos dólares. En el pequeño
pueblo en el que vivían no era común ganar mucho dinero legalmente, ni
imaginaban lo que era el mundo del arte.

Tiempo después les soprendía oír a Yoko Ono decir que Keith era para los 80
lo que los habían sido para los 60: un artista que había entendido el espí-
ritu de toda una época. Pero quizá más profundamente que los Beatles (cuyo
proyecto no logró cuajar en una empresa autogestionaria).
Keith había entendido que el arte moderno no podía quedarse encerrado en
el mundo de las grandes corporaciones.

"Mi trabajo se ha vuelto demasiado caro porque es demasiado prestigioso
en el mercado del arte. Los precios que alcanzan mis obras originales son
casi escandalosos; por eso quise encontrar una forma de llegar con mi obra
a cualquiera. Creo que los productos que vendemos en Pop Shop son accesibles
a la mayoría", dijo en una entrevista.

Keith Haring amaba a los niños y los niños lo amaron a él.
Cada vez que pudo ideó actividades para que los chicos participaran creando
obras de arte.

"Desde el punto de vista más integral y básico, el arte es la búsqueda por
hacer de la vida algo interesante; no es un ejercicio egocéntrico sino una
comunicación; es una devolución a los demás por la alegría de haber hecho
juntos el camino de la vida".

Murió el 16 de Febrero de 1990, a los 31.
Dejó una obra enrome e irregular, pero siempre fantástica y estimulante.
Sus trabajos más maravillosos se cuentan por cientos, quizá por miles.

Cada año desde 1990, en los principales museos del mundo hay una retrospe-
ctiva de su producción. No es para menos.

Haring fue uno de los últimos grandes artistas del siglo XX.


Gabriela Mósqueda



1 comentario:

Dacrux dijo...

Listo ahora a leer hahahaha me gusto mucho la reseña salvo lo de ultimo grande :D si fue un chingon no lo niego pero no fueron pocos no para mi :D